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En nuestro jardín infantil no solo cultivamos aprendizajes, también sembramos valores. Nos sentimos orgullosos de ser un espacio ambientalista y animalista, donde promovemos el respeto y el cuidado tanto del entorno natural como de todos los seres vivos que lo habitan.
Hace un tiempo, tomamos una hermosa decisión: adoptar a dos gatitos rescatados que llegaron buscando cariño y protección. Desde ese día, se han convertido en parte de nuestra comunidad educativa, recibiendo amor, alimento, refugio y los cuidados necesarios, incluyendo su esterilización, para asegurarles una vida sana y feliz.
Nuestros niños y niñas han aprendido con ellos lo que significa ser responsables, empáticos y compasivos, generando un vínculo especial que fortalece su desarrollo emocional y social. Cada caricia, cada cuenco de agua lleno y cada momento compartido es una lección viva de ternura y respeto por la vida.
En este jardín, creemos que educar también es amar… y estos dos pequeños bigotudos nos lo recuerdan todos los días.